Ayer asistía a ese templo cada vez más castigado por las subidas de precios y la proliferación de contenido descargable por la red, ayer me encerraba con otros pocos valientes para enfrentarme a una tela de 280x200 que cobraba vida gracias a un proyector, armado sólo con un cubo de palomitas y una Coca Cola...

Sí, ayer fui al cine. Y disculpad que me ponga tan sentimental, pero la película que vi ayer incitaba a ver las cosas como un... superhéroe.

Tras dos años desde su primera entrega, Marc Webb volvía a ponerse tras las cámaras para dirigir la segunda parte de la nueva saga de aventuras de nuestro amigo y vecino Spiderman. En esta ocasión el elenco de actores se ha visto ampliado con caras de gran renombre, entre las que destacamos a Jamie Foxx en el papel del villano Electro (y en el de el ingeniero pardillo Max Dillon, ese peinado debería pasar a la historia) y Paul Giamatti como Rhino. 

Pero el gran salto de calidad lo ha dado la trama. Sin abandonar el tono "adolescente" que inevitablemente acompaña a la historia de Peter Parker, esta película se muestra más madura y más oscura que la anterior (sólo hay que ver el final). Podríamos resumir este capítulo como el intento de compaginar la vida de Peter Parker y la de Spiderman, intento que se verá "animado" por las apariciones de Electro, Duende Verde y Rhino. Peter verá como se resquebraja su relación con Gwen Stacy, y como aparece en su vida un amigo de su infancia, Harry Osborn, heredero de la fortuna de Oscorp.

Mención aparte merecen las escenas de acción (que suelen verse seguidas por escenas más "ñoñas" por desgracia). Los efectos especiales se ven perfectamente acompañados por una banda sonora que nos suena a dubstep, formando todo un espectáculo audiovisual, sobre todo en la pelea con Electro en Times Square.

Sin desvelar más detalles de la trama, desde La Perilla Verde recomendamos la nueva película del trepamuros. Bonus: si vas con alguna chati puede que llore y se ponga sensiblona, no decimos nada más...